ESPECTÁCULO

‘Un espectáculo no tiene sentido si no es a través de una cultura, una civilización, un oficio.’ (A. de Saint-Exupéry)

El 26 de marzo, la noticia de la embestida de un toro (cornada) a un torero (José Tomás) ocupa un espacio en la primera página de periódicos como El País – “La tensión a flor de piel” – , El Mundo – «No hay precedentes de una cornada de esta gravedad en esta plaza…» -, El Periódico de Cataluña – “Peligra la faena de José Tomás” -, y muchos más, es decir, en casi toda la prensa española y también en la mayoría de informativos de radio y televisión.

La sangre gusta y atrae. Uno de los responsables de Negra y Criminal explicaba en televisión el fenómeno de la novela negra escandinava en términos de matar más o menos y cómo. Que es eso básicamente lo que va cambiando con el tiempo y la moda en este género. En el María Moliner, detrás de MATAR tenemos un interesante catálogo:    acabar con, achinar, acochinar, acogotar, acorar, afrijolar, ahogar, ahorcar, ajusticiar, amortecer, amortiguar, apedrear, apercollar, aperrear, apiolar, pasar por las armas, asesinar, atocinar, atronar, balear, birlar, cortar la cabeza, capolar, cargarse, hacer carne, carnear, cepillarse, colgar, crucificar, pasar a cuchillo, cortar [o retorcer] el cuello, decapitar, degollar, descuartizar, desnucar, despabilar, despachar, despanzurrar, despedazar, despenar, despeñar, destozolar, destripar, difuntear, doblar, ejecutar, electrocutar, eliminar, empalar, ensangrentar, envenenar, escabechar, estozar, estozolar, estrangular, flechar, freír, dejar frito, fusilar, dar garrote, guillotinar, inmolar, linchar, liquidar, borrar del mapa, masacrar, dar la muerte, nafrar, cortar [o retorcer] el pescuezo, dar la puntilla, quemar, quitar de en medio, rematar, hacer riza, sacrificar, lavar con sangre, dejar seco [o en el sitio], saltar la tapa de los sesos, dejar tieso, pegar cuatro tiros, trucidar, sacar los tuétanos, tumbar, ultimar, vendimiar, ventilarse, arrancar [o quitar] la vida.

Los toros, dicen, son cultura y arte, una escenificación de la lucha contra la bestia y la muerte, un espectáculo sublime sobre la superioridad de un ser humano vestido de muchos colores para ajusticiar en público a un toro salvaje y casi siempre negro. El escenario es un espacio circular como una rebanada de mundo.

En la novela negra, en un escenario menos metafórico pero mucho más amplio, calles, ambientes y sociedades, no se mata dealnte del público esperando las ovaciones correspondientes. Se mata en el anonimato y a escondidas y en eso consiste el misterio; en sacar al asesino del anonimato. Un misterio que distrae, saca del estrés, fascina y libera de preocupaciones, introduciendo al lector a una tragedia virtual muy alejada de la suya, convirtiéndole en observador y a veces investigador de aquel crimen que las televisiones sólo consiguen mostrar en directo en muy raras ocasiones, cuando una cámara de seguridad o la de un aficionado, captan las imágenes de un asesinato callejero. La mayoría de las veces para mostrar los ‘detalles’ de esa muerte, el cámara debe conformarse con enfocar concienzudamente las manchas de sangre de delante de la puerta del bar y el reportero preguntar a los vecinos por un crimen que seguramente no han visto. Pero lo hacen, y además interesa. Agatha Christie ha vendido dos billones, con b, de ejemplares de sus casi setenta novelas policíacas. Ahora los escandinavos Larsson, Sjöwall, Wahlöö, Indridason, etc., se han hecho con el mercado, aunque siendo más, todavía no han vendido tanto. El tema de base es prácticamente el mismo que el del toro: matar en el sentido de asesinar. ¿Por qué se asesina? ¿Por qué fascina tanto descubrirlo? ¿Por qué nos da tanto miedo la muerte? Coger al toro por los cuernos, ¿es eso lo que se pretende con todas esas escenificaciones en las que a alguien le ocurre lo peor? ¿Ahuyentar a los demonios?

Recuerdo que en un viaje a Estados Unidos, después de cenar en el hotel, decidimos tomar algo en una de las habitaciones.  Yo era el único español. Estábamos cansados y alguien puso la televisión. Como deferencia hacia mi, un colega francés conectó el canal internacional de TVE. Casualidad o no, estaba retransmitiendo una corrida de toros. Pasé bastante vergüenza, la verdad. No quise entrar en el tema y me limité a decir (a parte de que cambiaran de canal, por favor), que para muchos españoles eso es un problema y que seguramente para el país también, porque, desde un punto de vista lógico y de sentido común, no ha de ser muy bueno para un país que su ‘fiesta nacional’ consista en clavarle una estocada a un toro y llevarse una o dos orejas y el rabo, cortados brutalmente in situ, según la duración de la agonía o la finura del ‘trabajo’. Digamos en todo caso que es ‘fuerte’, como ‘fuerte’ es la derecha media, extrema y ultra de ese mismo país que casi consigue llevar a un juez al banquillo de los acusados por investigar los crímenes del franquismo. Mucho me temo que esta fiesta nacional y la fascinación por el crimen en general, más que ahuyentar, lo que consigan sea atraer a los demonios.

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